El año 2004 abrió la puerta al público un pequeño restaurante a primera línea de playa, peculiar también en el nombre elegido por su propietario, La Locanda di Nonna Flo. Estamos en la Plaza Sant Pere de Sant Feliu de Guíxols.
El personaje en cuestión era y es Francesco Desiderio, natural de Pavia, entonces joven emprendedor, siempre inquieto y ansioso – un auténtico nervio, pareja ya entonces de Anna Argerich, una vivaracha y a la vez pausada Ganxona de toda la vida, que codirige con Francesco el negocio.